En esta ilustración, me adentré en un mundo de sombras y elegancia para crear a esta figura gótica que combina misterio y fuerza. Su atuendo, lleno de detalles oscuros y texturas intrincadas, no solo resalta su estilo, sino también su actitud: clásica, enigmática y un poco rebelde.
El fondo sencillo pero cargado de atmósfera no distrae, sino que la enmarca, dándole todo el protagonismo que merece. Entre luces y sombras, cada trazo está pensado para darle vida y profundidad, haciendo que parezca tan cercana como inalcanzable.
La pieza juega con una paleta donde la iluminación enfatiza el dramatismo del gesto y la composición. El vestuario y la expresión están diseñados para evocar un equilibrio entre fuerza y fragilidad, en una atmósfera densa que recuerda a retratos pictóricos con carga emocional.
Esta obra me permitió trabajar con un enfoque más íntimo y narrativo del retrato, experimentando con texturas digitales que simulan técnicas tradicionales como el carboncillo y el pastel, adaptadas a un entorno completamente digital.